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lunes, 21 de mayo de 2007

Sentido histórico de la experiencia de Santander


El siguiente fue el discurso que pronunció el presidente de la Academia de Historia de Santander ARMANDO MARTÍNEZ GARNICA el 13 de mayo de 2007, durante la conmemoración central de los 150 años.

Conciudadanos:

El 13 de mayo de 1857 comenzó la existencia legal de Santander en el Estado de la Nueva Granada. Esta noche recordamos las líneas maestras del destino político de Santander que fueron trazadas por los constituyentes que, reunidos en Pamplona, aprobaron nuestra primera carta constitucional el 10 de noviembre de 1857.
La primera de ellas es el modo político de ser ciudadano, aquel que proclama la igualdad de todos los derechos individuales ante la ley. Por ello Santander nunca ha tolerado por mucho tiempo las discriminaciones, como tampoco ha cedido ante la tentación de retornar a los corporativismos o al mantenimiento de los privilegios de grupos particulares. Por voluntad de sus constituyentes, Santander siempre fue el reino del ciudadano libre y emancipado, del actuar independiente y del moverse por todos los caminos del mundo con pleno coraje.
La segunda es el modo disciplinado de hacer sus trabajos, un legado del régimen provincial en un territorio donde escaseó el trabajo servil y esclavo, de tal modo que cada hogar campesino fue un orden artesanal que ocupó la energía laboral de todos sus miembros desde la tierna edad. “El que trabaja no come paja”, se ha repetido por generaciones en nuestras casas, alentando la ocupación de los mayores y alejando el ocio de los menores.
La tercera es el modo franco del decir, un efecto de quien se sabe amparado por la ley en su libertad de expresión. En muchas ocasiones fuente de agravios personales, la lengua del santandereano ha tenido que ser enfrenada de muchos modos para encauzar las palabras por los caminos del trato amable y del respeto por la dignidad del prójimo.
Y la cuarta es el modo esperanzado del representar un mejor porvenir en las tierras nuevas de promisión, porque el santandereano ha sido un colono esforzado en tierras ajenas o inéditas, llevando tras de sí la humildad de sus ancestros y la confianza en lo que vendrá, soñando con la heredad que quiere legar a sus hijos. El anhelo de perfeccionamiento lo acompaña, y por ello todas las generaciones han empeñado grandes esfuerzos para ilustrar a las sucesoras en escuelas, colegios y universidades. “Estudie, mijo”, es la expresión que todos oímos muchas veces en el hogar paterno.

Hace 150 años los santandereanos eran el 18 por ciento de la población nacional. Hoy, reunidos los dos santanderes, apenas llegamos al 7,5% de ella. Pero esta reducción relativa no ha desdibujado su potencia moral en la república ni la agenda pública de sus tres décadas de experiencia federal como estado soberano: mejores escuelas y caminos, independencia de sus municipalidades y respeto de todas las libertades ciudadanas. Ha sido la agenda de la integración social de la nación por la senda del reconocimiento de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, así como la de la libertad del decir, del hacer y del representar.
El destino trazado hace 150 años para Santander fue el de su grandeza material y cultural. Por ello, la gesta histórica del pueblo santandereano clama por unos representantes responsables con este destino en todas las cámaras legislativas y un mayor esfuerzo integrador de todos sus ciudadanos. Las modificaciones simbólicas de nuestra bandera expresan una lucha por el reconocimiento de zonas de reciente expansión poblacional y felizmente Santander ha abierto los brazos para incorporarlas, segura de las promesas de las gentes del Magdalena Medio y de la cordillera minera.

Conciudadanos:
La experiencia sesquicentenaria de Santander es nuestra inspiración para el porvenir y un llamado a mantenernos en el camino de la grandeza nacional, que no puede ser otro que el de la integración social y el del persistir en la ciudadanía moderna, el del fortalecimiento de las instituciones y el del respeto a las normas de la vida civilizada. Esta noche doy fe de la grandeza de la gesta histórica del pueblo de Santander y le auguro nuevas aportaciones a la grandeza de Colombia, nuestra patria grande.


Armando Martínez Garnica
Bucaramanga, 13 de mayo de 2007.
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